Crónica pedagógica sobre la escena circense

¡Ayer nos mandaron a estudiar! ¡Ufa che!… ¡¿otra vez?!…

Así es. A lo largo de nuestro historial educativo, nos mandan a estudiar: un docente, la familia que acompaña el proceso de aprendizaje, alguna compañera con quien debo presentar el examen oral, el miedo a fracasar en la escuela, etc. Diversos son los sujetos y motivos por los cuáles, volvemos sobre los apuntes.

Leer, reescribir, trazar relaciones entre conceptos y tantas otras, son prácticas de estudio que, por más deficientes que las encontremos en los modelos educativos, siguen siendo ponderadas y valoradas como aquellas que educan… ¡así aprendemos! Y luego, desplazadamente después, llega a nosotros la importancia de ver cómo esos conocimientos se relacionan con la vida cotidiana. pareciera ser un camino recto y unidireccional que va del contenido a la experiencia, del leer al vivir, de la teoría a la práctica. aún pareciera ser así y estar profundamente arraigado, de esa manera, en el entendimiento rudimentario del quehacer educativo.

Y como jóvenes irreverentes (porque siempre seremos jóvenes, quizás no de años más sí en espíritu, sino: ¿para qué vivir?) acudimos a la pregunta: ¿cómo es? ¿Cómo nos situamos, en tanto aprendices y buscadores fervientes, en el camino entre la teoría y la práctica? Justo en el medio. Así, en el punto de cruce entre ambas, pues no son paralelas. Entendemos a la vivencia y la teoría como las partes del infinito, la cinta de moebius, donde hay constante flujo de información (que puede ser teórico o puede ser vivencial) que nos muestra algo en lo vivo, o en lo que se está nombrando. Ambas cosas, interactuando, hacen al contenido, al menú que se está digiriendo.

Y claro que esto que aquí se dice no es un brillo ni un destello elocuente de una trasnoche lúcida. Esto es un punto más, de ese infinito. Una información más de las que cada quien en su propio infinito va acumulando… información que viene a decir que ese infinito, no le pertenece a nadie. Se construye entre todos. Y allí la cosa se pone caldeantemente sabrosa. Caldeante, porque a menudo es un campo de batalla, no solo de intelectuales, investigadores y demás agentes del campo de la producción de conocimiento, sino también de artistas. Desde la costilla más teórica o desde aquella más experimental, se busca “pertenecer” con “su idea”, “su producción”, “su creación” al infinito. Y dejar allí, un gran nombre bordado con dorado, y quizás, si es posible, con algunas lentejuelas de color. La parte sabrosa viene ahora para ser contada, y es que, ese infinito puede ser alimentado por todos, pero al último, al fin, no le pertenece a nadie. Como la vida, ¿vió?

La información, los datos, las producciones a las que llegue cada une, son los nodos por los que cada quien debió andar para avanzar y crecer. Si se colabora en pensar y ofrecer los pensamientos (que no son solo mentales sino también corporales, expresivos, emocionales, etc.) al centro del infinito, entonces, la fuente de la que todos podemos servirnos, es más sabrosa, está mayormente enriquecida en sales de palabras y experiencias.

Y entonces, A-nido, este colectivo de trabajo educativo y artístico sobre el circo: ¿qué? Pues algo hemos aprendido en estas jóvenes e irreverentes décadas. Y aún podemos descubrir, luego, que este paso andándose pueda ser equivocado… de igual modo, hoy, pensamos que volver a la teoría por solo embeberse de ella, no tiene ningún sentido. No volvemos, estamos inmersos en ella y nos conectamos con una u otra lectura cada vez que los engranajes en la práctica empiezan a pedir aceite para comprender el funcionamiento, y así, “andar entendidos”. De hecho, nunca dejamos de leer, más… ¡alguna vez abandonamos a Comenio y su didáctica magna! - Perdón por ello, nos hemos anunciado ya: ¡irreverentes!-. Lo abandonamos pero no lo olvidamos, lo sabemos allí, como cualquier técnica de malabar ya aprendida, se confía en que allí está. Abandonamos a Comenio y conocimos a otros, a otras, de este campo de conocimiento (la pedagogía y la didáctica) y de tantos otros. Asimismo, ¡atención! vamos a las lecturas, para encontrar las palabras, las llaves enunciadas con las que entender la práctica. Y encontramos, en el vasto campo de la formación docente, la importancia de reflexionar sobre las propias prácticas. No lo hemos provocado nosotros, ni ningún otre en particular, sino todo un movimiento de trabajo en tal especificidad, hay múltiples referentes y propulsores trabajando sobre cómo aprendemos a enseñar. ¿Leyendo? Sí. ¿Estudiando? Sí. ¿Trabajando? Sí. ¿En el oficio de hacer circo? Sí. Y también, en la reflexión sobre la propia práctica: ¡Indispensable!

Si no se puede mirar en lo que se hace, cuestionarse a seis puntas, y desde allí avanzar, entonces: no hay infinito que valga.

El trabajo que hace A-nido, va en esta dirección… como colectivo y como equipo de trabajo que desde hace 7 años viene haciendo la propia reflexión hacia dentro, cruzando la especificidad del circo con la mirada pedagógica. Desde este pequeño aporte, aseveramos que no hay transformación posible en el quehacer educativo si no nos revisamos como sujetos hacedores de tal realidad, no solo en la contrastación con las ideas teóricas de uno u otro pensador, sino en los propios monstruos y princesas que hemos construido como imágenes del “ser docente”.

Revisar lo que pienso, lo que digo y lo que hago; ver a qué supuestos de enseñanza, estudiante, aprendizaje, evaluación, etc., responden mis acciones; entender los patrones que están en mi “identidad docente”; identificar los puntos débiles del enfoque metodológico que desarrollo y los puntos fuertes; comprender las dificultades que se atraviesan en el “ejercer” la docencia, etc., no pueden ser sino, más que los capítulos del propio libro sobre enseñanza que escribimos.

Y no lo dicen sólo jóvenes irreverentes, vea usted que hay cientos de jóvenes, hace rato, diciendo lo mismo… A esos y esas, gracias… gracias a las palabras que llenan la fuente infinita, de la que bebemos y a partir de la cual podemos hacer y pensar este colectivo de trabajo, que lo hacemos nosotros, sí, pero está claro, nada aquí, es nuestro.

De esos y esas, que nos hablan de la importancia de reflexionar sobre las propias prácticas (como una de las tareas de la formación docente) aquí están algunas pocas palabras con nombre y apellido. Tomad y comed, todes de elles:

«La seguridad requiere competencia científica, claridad política e integridad ética. No puedo estar seguro de lo que hago si no sé cómo fundamentar científicamente mi acción o si no tengo por lo menos algunas ideas de lo que hago, de por qué lo hago y para qué lo hago, si sé poco o nada a favor de qué o de quién, hago lo que estoy haciendo o haré». — FREIRE, Paulo. “Cartas para quien pretende enseñar”. Cuarta Carta. – 2ª ed. 3ª reimp. – Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2010. Pág. Nº 81. Educador Popular Brasileño.

«Es precisamente en la coyuntura que abre el choque entre lo deseable y lo indeseable de la educación que encontramos la eclosión de la pedagogía. Se trata de un campo que en buena medida se dedica a criticar, a encontrar las fallas, a descalificar la acción e ideales educativos determinados. La pedagogía tiene una actitud básica de sospecha, de distancia, de desconfianza frente a la educación existente» — FURLÁN A. Y PASILLAS M. A. “El campo pedagógico”. Legitimidad de la Intervención pedagógica. Universidad de Colima. (S/F) Pág. 13

«También aprendieron a mirar a quien mira mirándose, que son aquellos que se buscan a sí mismos en las miradas de otros. 
Y supieron mirar a los otros que los miran mirar. 
Y todas las miradas aprendieron los primeros hombres y mujeres. Y la más importante que aprendieron es la mirada que se mira a sí misma y se sabe y se conoce, la mirada que se mira a sí misma mirando y mirándose, que mira caminos y mira mañanas que no se han nacido todavía, caminos aún por andarse y madrugadas por parirse». — Fragmento del cuento “La historia de las miradas” del Subcomandante Marcos 

«La ética del docente es la interrogación del sujeto sobre la finalidad de sus actos». — MEIRIEU, Philippe. “La opción de educar”: ética y pedagogía. Prefacio. Ed. Octaedro. España. 2001. Pág. Nº 10

«Intentamos volver la mirada sobre una práctica que tiene pretensión de intervención, en el sentido de interrogar sentidos, abrir a nuevas preguntas y en el mismo acto que explora escenas, tramas y relaciones, permite que nos exploremos a nosotros mismos» — NICASTRO S. “Asesoramiento pedagógico institucional: una mirada sobre los encuadres de intervención”. Profesorado. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, año/vol. 12 número 001. España. 2008. p. 1. Disponible acá

«El ser que se sabe inacabado entra en un permanente proceso de búsqueda». — FREIRE, Paulo. “El grito manso”. Capítulo 2: Práctica de la pedagogía crítica. Siglo veintiuno editores. 2da ed. 3er reimp. Buenos Aires. 2009. Pág. Nº 30.

«El mundo es monótono, los hombres no aprenden nada y vuelven a caer, cada generación en los mismos errores y horrores, los acontecimientos no se repiten pero se asemejan… se acaban las novedades, las sorpresas, las revelaciones - …» — Eco, Umberto; “El Péndulo de Foucault”. ED. De Bolsillo.

«El arte debe ocuparse de lo real, aunque poniendo en cuestión todas las concepciones de lo real. Transforma siempre la realidad en fachada, en representación y en una construcción. Pero también plantea la pregunta sobre el porqué de esa construcción». — Bourriaud, Nicolas. “Los sentidos / artes visuales”. El uso de las formas. ED. Adriana Hidalgo Editora

«… la noción sustantiva de mundo posible lo convierte en algo que “no es efectivo pero que existe”…» dice Volli, que a su vez cita a algunas afirmaciones de Lewis en counterfactuals: «…cuando adopto una actitud realista respecto de los mundos posibles, quiero que se me tome al pie de la letra. Los mundos posibles son lo que son y no algo distinto. Si alguien me pregunta que son, no puedo darle el tipo de respuesta que Probablemente espera de mí, a saber, la propuesta de reducir los mundos posibles a algo distinto. Solo puedo invitarlo a admitir que sabe qué tipo de cosa de nuestro mundo efectivo, para explicarle después que los otros mundos posibles son muchas otras cosas de tipo y que no difieren en cuanto al tipo que les es propio, sino en cuanto a las cosas que en ellos ocurren. Nuestro mundo efectivo es solo un mundo entre otros…Ya creéis en nuestro mundo efectivo. Os pido que creáis en más cosas de ese tipo, no en cosas de algún otro tipo» (1973: pp. 85-87) — Eco Umberto. “Los mundos posibles”: Estructuras de mundos; 8.1.¿es posible hablar de mundos posibles? Ensayo. Página.173

Colectivo A-Nido